Ruta realizada el Jueves 21/04/2022
Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Gustavo
Reproductor audio crónica:
Es este un mes en el que paréceme que el día se amanece con prisas. Son más las apetencias de nuestro sol por correr los llanos que las nuestras por hoyar los humedales.
Hecha la luz y puesta en su sitio, no queda otra sino dejar el jergón que gozamos en la alcoba e irse allegando a la estancia de los desayunos.
La venta es digna y el ventero servicial, presto a cumplir su cometido al momento en que los caballeros toman asiento y cruzan sus saludos de rigor, que el rugir de los necesitados buches no debe sonar por encima de la buena educación.
Con la hogaza tostada al fuego, los jugos del tomate y el brillo del aceite, consideraron pertinente sus mercedes rematar la disposición de la jornada, a fin de rendir cumplida pleitesía a Ruidera y sus siete hijas, que allí quedaron encantadas por Merlín junto a su fiel escudero Guadiana. Véase el relato que nos dejó don Miguel sobre lo acaecido:
“Oyendo lo cual el venerable Montesinos, se puso de rodillas ante el lastimado caballero, y, con lágrimas en los ojos, le dijo: »Ya, señor Durandarte, carísimo primo mío, ya hice lo que me mandastes en el aciago día de nuestra pérdida: yo os saqué el corazón lo mejor que pude, sin que os dejase una mínima parte en el pecho; yo le limpié con un pañizuelo de puntas; yo partí con él de carrera para Francia, habiéndoos primero puesto en el seno de la tierra, con tantas lágrimas, que fueron bastantes a lavarme las manos y limpiarme con ellas la sangre que tenían, de haberos andado en las entrañas; y, por más señas, primo de mi alma, en el primero lugar que topé, saliendo de Roncesvalles, eché un poco de sal en vuestro corazón, porque no oliese mal, y fuese, si no fresco, a lo menos amojamado, a la presencia de la señora Belerma; la cual, con vos, y conmigo, y con Guadiana, vuestro escudero, y con la dueña Ruidera y sus siete hijas y dos sobrinas, y con otros muchos de vuestros conocidos y amigos, nos tiene aquí encantados el sabio Merlín ha muchos años; y, aunque pasan de quinientos, no se ha muerto ninguno de nosotros: solamente faltan Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales llorando, por compasión que debió de tener Merlín dellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora, en el mundo de los vivos y en la provincia de la Mancha, las llaman las lagunas de Ruidera; las siete son de los reyes de España, y las dos sobrinas, de los caballeros de una orden santísima, que llaman de San Juan. Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido en un río llamado de su mesmo nombre; el cual, cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de acudir a su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean”
Las monturas están prestas y no procede más demora, que algún ladino lugareño pueda interpretar como miedo a la aventura.
Son cinco monturas con cinco jinetes, bajo cinco yelmos y con cinco albardas de pertenencias. Y son las señales rebotadas del cielo las que les guían, que no ha de haber otro sobre la tierra que pueda exigir obediencia a tan bravos caballeros.
Se aborda la aventura por la margen izquierda, que es la más abrupta y exigente, que no han de retrasarse los peligros y afrontarlos con la fatiga de la jornada. Si se ha de morir en la lid de la conquista, buena gana de cansarse antes.
Cae superada la laguna del Rey, la primera de las de aguas azules, luego sería la Colgada. Los disparos de los caballeros desde la roca de sus márgenes van sumando megas y dando cuenta del hechizo referido por el venerable Montesinos.
Se vio llorar a la Batana, Santo Morcillo y Salvadora, siendo que las lágrimas de sus ojos ruedan ruidosamente, vertiéndose a sus hermanas menores en forma de cascadas sucesivas. Es el encantador Merlín el que así tienta a los humanos, cambiando el dolor de las doncellas en hermosura natural de azules como los mares.
Pero hete aquí que la aventura sorprende a la comitiva. El camino está interrumpido creando confusión en padres y niños, que perdidos y desolados quedan a merced del destino. La madre generosa de carnes, el padre escaso de seso y los infantes, hartos de bollicaos, solicitan favor a la expedición y reciben la iluminación que rebota del cielo para guiarles a lugar salvo.
Sabiendo ya de dónde viene el peligro, encaminan sus monturas los señores por peligrosa quebrada y barrancos insondables hasta conectar sus pasos desde la laguna Lengua a la Redondilla y el espacio que entre ellas se halla, cuajado de hogares que refrescan sus penas en las lágrimas de la laguna de San Pedro– También los esforzados jinetes refrescan la vista en las azules aguas, capturan la imagen del espejo celestial y continúan aventura con renovado afán hacia la Tinaja.
Y es ahí donde un nuevo barranco cierra el paso a los nobles, forzándoles a conquistar una arriesgada cota. Hay que llegar a la meseta del campamento de las tinajas, lugar en el que, aprovechando el nombre de la última laguna dominada, presenta a nuestros idolatrados héroes un paisaje propio de infieles, un campamento de tipis en disposición de tribu, al modo de los amerindios que describieron Vasco de Gama y Bartolomé de las Casas. Son sin duda un asentamiento nuevo, adoradores del malvado Merlín que los embrujó para que se comporten como los salvajes del otro lado del mar. No hubo combate, pues debieron huir despavoridos ante la gallardía de nuestros caballeros, que no hallaron sino un entorno desolado y vació.
Luego son Laguna Tomilla y Conceja las que alimentan a sus hermanas menores, en las que la vulgar lluvia se recoge y torna en el maravilloso azul turquesa que baña todo el paraje encantado.
Ya fue bastante para la jornada de nuestros héroes, que ascendieron por trochas encantadas, liberaron princesas y orientaron perdidos. Dicen que aun hay una laguna Blanca, más allá de los campos baldíos y la acequia de los moros, pero siendo blanca ya no es de nuestro azul encantamiento y no es menester que se distraigan los hidalgos en propósitos imprevistos.
Volver a la venta y descansar las cabalgaduras, ese es el nuevo camino. Contemplar desde la margen opuesta el terreno conquistado para la cruz, las lagunas encantadas rendidas a nuestra señora, Dª Aldonza Lorenzo.
Si bien el dar cuenta de la gesta requiere aun subir a la cruz frente a la Tinaja, llegarse a la ermita se San Pedro, junto a la cueva de Montesinos y recorrer las márgenes opuestas hasta la venta donde descansar y reponer las fuerzas empleadas. Es un establecimiento necio y anodino, que ofrece pobres viandas y exige elevada recompensa, pero es la necesidad de nuestros señores la que les lleva allí en merecido descanso, en sesuda recapitulación de lo vivido en la jornada y preparación de lo que aun quedará que cumplir.
El viaje posterior será sencillo, tranquilo, recorriendo las villas donde hubieran sido aclamados, si algún morador en ellas se mantuviese, pero no es sino una modesta familia la que les espera a la entrada de la isla, lugar donde enterraban a los antiguos, a los que allí moraron antes de que las órdenes de caballería fueran las que protegieran al mundo.
Tras rendir sentido homenaje a nuestros héroes, la tarde les acompaña hasta su entrada triunfal en la venta de partida, donde recogen sus jumentos y asean su imagen para pasear, ya a pie, enseñoreándose sobre la comarca cabalgada y comprobar esas lágrimas que siguen su curso por el Hundimiento hasta el siguiente espejo azul. Será otra jornada la que les lleve a ese pago. Ahora solo se trata de asegurar el acceso y degustar un merecido néctar en la Perca Rosa, viendo caminar a un pato cojo y un niño gordo ¡a dónde iremos a parar!
Adendum: solo los que allí estuvieron son dignos de entender el conocimiento que arroja esta humilde crónica.
Otras fotos: Link Álbum
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5 comentarios en “Ruidera sur”
Los comentarios están cerrados.
Pepe, que rápido has sido, seguro que tenías ya escrito esta obra literaria.
El mejor día de todos con unas fotos increíbles.
Que pena que no pudiera venir Retortijón
Pues sí. Ha venido «Julan» sin «drón» y haremos un video con imágenes mucho menos espectaculares.
Al parecer Don Miguel además de duelos y quebrantos también tomaba algunas sustancias alucinógenas como anuncia su prosa. Y por lo que veo, el cronista se ha desayunado con una buena porción de vino.
No sabía que montábamos en bici con un descendiente de don Miguel (bueno, o de Avellaneda). Bueno, después de leer esta crónica, me estoy planteando seriamente para la próxima emular a Joyce, con su siempre ligero «Ulises». Y de música algo de Offenbach, algo suave tipo «Orfeo en los Infiernos». Fue un día genial aunque nos tuvimos que apañar sin molinos de viento y sin drones.
Me la he leido, me he reido y me gustan las fotos de cielo azul y sin una sola nube (menos mal que daban lluvias!)
Pero papá… la música…. no no no